sábado, 6 de enero de 2018

LOS PASOS DE CRISTO CON LA CRUZ A CUESTA: LAS PENAS DE SAN VICENTE



Traemos un ejemplo muy significativo de un paso perteneciente al tercer bloque en el que podemos clasificar los pasos de Cristo: los pasos de nazarenos, o como aquí le hemos llamado siempre, pasos de Cristo con la cruz a cuestas.

Es el caso del paso del Cristo de las Penas de San Vicente. Caso peculiar, pues siendo un paso muy contemporáneo se ha consolidado como uno de los clásicos por su buen gusto y armonía en proporciones, a pesar de innovaciones como la cruz de carey o el ropaje dispuesto sobre la talla del propio nazareno.

En pocos años se ha convertido en uno de los que podríamos llamar pasos modelos de la actual forma de concebir la Semana Santa de Sevilla.

La composición que conforma la posición del Cristo, arrodillado por el peso de la cruz, el monte y la canastilla es triangular en su visión frontal (dos dimensiones) que se transforma en piramidal al pasar a tres dimensiones (en perspectiva desde cualquiera de la visión angular de las andas).








Esta solución triangular o piramidal, según la posición del espectador, viene acrecentada fundamentalmente por la disposición en tensión del brazo derecho del Señor, que culmina en la parte superior de la cabeza, el monte (peana de talla y monte de claveles) y canastilla con las cuatro esquinas con las imágenes de talla de los evangelistas en forzado escorzo hacia la cúspide del vértice superior del esquema piramidal.

Es curioso como se ha ido forzando esta visión a través del tiempo, ya que iconográficamente es raro encontrar un nazareno con la cruz a cuesta (en unas de sus caídas) sobre un promontorio a modo de Gólgota , con el objetivo de facilitar su visión.

La modulación en este caso de canasto+monte+imagen, es equidistante entre ellas, de tal forma que la imagen o envolvente triangular o piramidal queda a su vez modulada en tres veces 1/3.


Por otro lado la imagen lateral del conjunto ofrece esa misma envolvente triangular, en este caso acentuada por la posición de la pierna derecha de Cristo y su propio torso, subrayada por el larguero de la cruz que acompaña al mismo.


De esta envolvente piramidal lo único que escapa del volumen capaz es la mirada de Cristo. Todo es un volumen hacia sí, excepto la mirada de Cristo que escapa del mismo, que como Hombre pide ayuda en una de sus caídas al Calvario.

Si evitamos los faroles de plata de las esquinas, que aparecen con buen criterio no adosados al canasto (es decir el vástago del farol y el arranque en la sujeción sale del monte de claveles, no de la canastilla) sino como remate sobrepuesto potencia la figura envolvente triangular en la que se desarrolla el motivo principal del paso. Los faldones bordados a modo de respiraderos, como al margen del canasto y la escena, producen que el efecto piramidal sea mas evidente. Así nacieron nuestros pasos: una mesa y un canasto sobre ellas donde se recoge la escena de la Pasión.

Por último, analizando la visión lateral del paso vemos como “casualmente” el canasto y la talla componen una figura rectangular que ya sabemos por anteriores entradas de cual se trata.